5 de mayo de 2015

El mundo de la empresa y el del fraude centran la investigación de los detectives de Barcelona

Investigan con frecuencia siniestros falsos para estafar a aseguradoras. 
La crisis hace descender los casos por bajas fingidas. 
Barcelona reúne a un tercio de los detectives que hay en España.
Nada que ver con los casos que investigaban Sherlock Holmes o el inspector Gadget. Los asuntos que ocupan a los detectives de Barcelona son menos cinematográficos. Las investigaciones más demandadas a estos profesionales en la ciudad son, en la actualidad, las relacionadas "con la empresa y el fraude". 
Lo afirma Enrique Arranz, presidente del Col·legi Oficial de Detectius Privats de Catalunya, que detalla que siguen con frecuencia casos de "siniestros falsos" con los que se pretende estafar a las compañías de seguros, así como otros que tienen que ver con "la competencia desleal, las fugas de información y los impagos en el ámbito empresarial". 
Investigan engaños a compañías aseguradoras
"Suponemos que la crisis ha influenciado mucho en el aumento de la picaresca", apunta, pero señala, sin embargo, que con la precariedad económica han disminuido las investigaciones por "bajas laborales fingidas". 
Contrariamente a lo que señalan los estereotipos, Arranz asegura que la cantidad de casos tratados relacionados con infidelidades es poco significativa. "Hoy en día solo se suele investigar a exparejas cuando hay temas de custodia de menores de por medio", apunta, y lo atribuye a que cambios importantes en el nivel de vida pueden invalidar un convenio de separación. 
En Barcelona, afirma Arranz, hay actualmente alrededor de 350 detectives con licencia activa, un tercio de los mil que se cuentan en todo el Estado. La cantidad de investigadores privados en la ciudad, según señala, iba subiendo hasta 2007 y desde entonces "se mantiene" estable. 
Menos encargos 
En cuanto al número de consultas que reciben, explica que "aumenta año tras año" porque la actividad de los detectives es "cada vez más conocida", aunque añade que "con la crisis han bajado las contrataciones". Según Arranz, la mayoría de sus clientes son "empresarios con visión de negocio y futuro" que detectan que "contratar a un detective es un gasto que derivará en beneficio". "Las sospechas que tienen, en la mayoría de los casos, se cumplen y solo necesitan pruebas", asegura. 
Estos investigadores privados tanto pueden cobrar a sus clientes por horas como por servicios. Normalmente, el tiempo que emplean en resolver un caso puede ser "desde un dia hasta un mes", en función de la dificultad. 
En Catalunya hay alrededor de 350 detectives con licencia activa
A pesar de que España es el único país del mundo donde los detectives requieren un título universitario, estos profesionales no se sienten, todavía, suficientemente reconocidos, pues no están autorizados para  investigar delitos, una de sus demandas.
 "La Ley de Seguridad Privada, que es la que regula nuestro trabajo, no permite que lo hagamos, lo que vulnera el derecho constitucional de los ciudadanos a defenderse con los medios legales que hagan falta en una causa penal", explica Arranz. El presidente del Col·legi Oficial de Detectius Privats de Catalunya reclama una "ley propia" para su profesión y critica que "el Estado quiere tener el monopolio de la información pública". 
La cuna del sector en España 
Barcelona fue, en el siglo XIX, la cuna de los detectives en España, pues era la ciudad con puerto más importante del país, el ámbito mercantil estaba muy evolucionado y las investigaciones de estos profesionales eran necesarias para los comerciantes. En 1888, Daniel Freixa, inspector de policía, creó una oficina de informes comerciales que en realidad actuaba como una agencia de investigadores privados primitiva. La primera agencia moderna de España, La Internacional, se abrió en Barcelona en 1907.