17 de noviembre de 2015

Detenido un exvigilante de empresas de telefonía que vaciaba repetidores para vender el material como chatarra

Se le imputan al menos 41 robos en Madrid, Segovia, Ávila, Burgos y Toledo
La Guardia Civil de Segovia detuvo a un hombre de 42 años, vecino de Pinto (Madrid), como presunto responsable de al menos 41 robos en repetidores de telefonía móvil de las provincias de Madrid, Segovia, Ávila, Burgos y Toledo. 
El varón, con iniciales F. B. R. y con un amplio historial delictivo por robos de este tipo, había trabajado como vigilante de seguridad en el sector de telefonía, por lo que tenía gran conocimiento sobre las características de los repetidores. Además, su capacidad para el manejo de Internet le permitía recopilar la situación de los mismos. 
Su pericia en este campo le permitía acceder a los repetidores para sustraer todo el material del interior, que quedaba vacío. Una vez separadas las partes, el material era después vendido legalmente como chatarra, ya que el supuesto ladrón estaba dado de alta como gestor de residuos de electrónica. La subdelegada del Gobierno en Segovia, Pilar Gil, quien ha ofrecido este martes una rueda de prensa para presentar la operación junto con el teniente coronel de la Guardia Civil, Fernando Gil, y representantes de las compañías afectadas por los robos —Telefónica, Vodafone y Orange—, ha explicado que el varón fue detenido 'in fraganti' en la madrugada del 10 de noviembre, tras cometer supuestamente un robo con fuerza en un repetidor ubicado en el paraje El Estepar de El Espinar. 
Este municipio segoviano, junto con Villacastín, en la misma provincia, es uno de los más afectados por los robos, que eran más habituales en el entorno de la A-1, por donde circulan 18.000 vehículos al día. De los 41 robos que se le imputan, 18 corresponden a Segovia (en las zonas de Cerezo de Arriba y Cerezo de Abajo, además de Villacastín y El Espinar) y 23 a Ávila, Burgos, Madrid y Toledo, cometidos todos ellos entre el pasado mes de febrero y el 10 de noviembre. 
Las compañías de telefonía estiman que los daños directos alcanzaron un valor de 350.000 euros y han advertido además de las consecuencias intangibles serias que provocaron, puesto que los clientes de las zonas afectadas, todos ellos situados en el medio rural, quedaron incomunicados tanto por teléfono móvil como vía Internet, con la consiguiente repercusión en la calidad del servicio y la imagen negativa que ello conlleva, además de la alarma social que se generaba en las poblaciones afectadas. 
En declaraciones recogidas por Europa Press, la subdelegada ha indicado que el 'modus operandi' del autor era siempre el mismo. F. B. R. actuaba siempre solo, lo que le garantizaba discreción y libertad a la hora de actuar, y con un plan premeditado. 
Tras seleccionar las instalaciones objeto del robo, situadas siempre en provincias cercanas a Madrid, acudía al caer la tarde hasta el lugar para forzar las puerta exterior o cortar la valla perimetral, romper después la puerta de acceso a la caseta y sustraer todo el material y los componentes eléctricos y de telefonía, entre ellos equipos de radio, radioenlaces, aparatos de aire acondicionado, baterías y cableado. 
El detenido transportaba los efectos a unos locales que había alquilado en la zona sur Madrid, alejados de donde él operaba, donde los desmontaba y seleccionaba cada material para venderlo después en chatarrerías, casi siempre diferentes. 
En la operación, denominada 'Señal', se efectuaron tres registros en la provincia madrileña, donde se encontraron parte de los efectos sustraídos, y se han localizado varios puntos de venta, cuyos propietarios no han sido acusados de delito de receptación dado que las adquisiciones se llevaron a cabo de manera legal. El Juzgado de Instrucción número 5 de Segovia decretó ingreso en prisión del detenido. 

Un ladrón muy minucioso 
El teniente coronel ha incidido en el 'modus operandi' y las características del individuo, que además de conocer el sector era muy minucioso en sus labores, tanto preparatorias como de ejecución, y nunca intervenía en el mismo repetidor hasta que el material no era repuesto. Según ha detallado, solía estudiar previamente el asalto y reconocía la zona y los repetidores a plena luz del día para perpetrar el robo al llegar la noche, con el rostro cubierto, no sin antes comprobar la existencia de alarmas con retardo. 
Gil ha apuntado que sus actuaciones se prolongaban durante dos o tres horas, pero que sorteaba los obstáculos de manera hábil y sabía perfectamente cómo operar, ya que se exponía al peligro que conlleva un centro de transformación para obtener corriente a doce voltios. 
La Guardia Civil considera que el fin de los robos era la venta al peso en chatarrerías y cifra entre 7.000 y 8.000 los kilos de material vendido en los últimos meses. El detenido, que vivía de esta actividad delictiva, se embolsó por ellos entre 30.000 y 40.000 euros, según las facturas del propio delincuente halladas en los registros. 
Los representantes de las compañías afectadas, David Martínez (Orange), Ana Serna (Vodafone) y Agustín Benito (Telefónica), han mostrado su agradecimiento y admiración a la Guardia Civil por la esta operación, que la Guardia Civil da por cerrada. 
Según han manifestado, los robos perpetrados afectaron de manera económica, pero también a la percepción de la calidad de un servicio que es básico e indispensable en la sociedad actual, en especial en el medio rural, donde su ausencia impide a los usuarios comunicarse en caso de emergencias. 
Los responsables de estas compañías han asegurado que este tipo de delincuencia es relativamente nueva, pues no es habitual que los repetidores queden totalmente vacíos, sino que los ladrones opten por sustraer las baterías, el gasóleo o los paneles solares. En este sentido, han explicado que reponer los componentes requiere entre uno y dos días, por lo que los clientes afectados llegaron a estar incomunicados en ocasiones incluso más de 24 horas. 
Según Ana Serna, las compañías de telefonía se encuentran indefensas ante este tipo de robos, principalmente por la ubicación de las instalaciones, lo que dificulta llegar hasta el lugar antes de dos o tres horas una vez ha saltado la alarma. 
Por su parte, Agustín Benito ha mostrado su sorpresa porque el varón actuara solo, puesto que los elementos sustraídos son voluminosos y pesados. Según ha dicho, solo de una batería se pueden extraer 40 kilos de plomo.